Cómo se reciclan los equipos de aire acondicionado
Cuando aprietan el calor o el frío, nos hemos acostumbrado a gozar de una temperatura agradable con un gesto tan sencillo como apretar un botón. Pero, ¿somos conscientes del impacto ambiental que los viejos aparatos de aire acondicionado pueden suponer?
Los aparatos de aire acondicionado, al final de su vida útil, requieren procesos de gestión específicos para evitar su impacto negativo sobre el medio ambiente. Como usuarios, debemos exigir que la adecuada desinstalación y reciclaje de los viejos aparatos, para garantizar que el proceso se ajusta a los requisitos de descontaminación y tratamiento establecidos por la ley.
El potencial contaminante de los aires acondicionados se debe principalmente a la presencia de sustancias como aceites y gases clorofluorocarburos (CFC) y hidroclorofluorocarburos (HCFC). Los gases refrigerantes CFC y HCFC son considerados como gases de efecto invernadero, que contribuyen al calentamiento global del planeta y al desgaste de la capa de ozono. Debemos tener presente que evitar la emisión de estos gases equivale a reducir la emisión de CO₂ a la atmósfera, por lo que en la adecuada gestión de este tipo de residuos el papel del instalador de los equipos desempeña un papel crucial.
Para hacernos una idea del potencial impacto que estos equipos pueden ocasionar, podemos considerar que para absorber la cantidad de CO₂ que un solo aparato mal gestionado puede llegar a emitir a la atmósfera son necesarios 200 árboles trabajando durante todo un año, o lo que es lo mismo, retirar cerca de 250 coches de la circulación durante todo un día.
La descontaminación de estos residuos se centra principalmente en la extracción de los elementos potencialmente peligrosos que contienen, entre los que destacan los condensadores con placas de circuito impreso, los materiales pirorretardantes bromados, los aceites y los gases de los circuitos de refrigeración, fundamentalmente gases fluorados y clorados.
Uno de los elementos cruciales en el reciclaje de los aires acondicionados es la recuperación del refrigerante, que el instalador debe almacenar en un recipiente externo, evitando las emisiones a la atmósfera. Mediante unas máquinas de recuperación específicas el refrigerante es extraído y almacenado, pudiendo realizarse este procedimiento en fase de vapor o líquida. Tras la extracción, el refrigerante puede reciclarse en el centro de servicio, o bien enviarlo a una estación de reproceso para reutilizarlo posteriormente.
El reciclaje de los refrigerantes consiste en limpiarlo para poder volverlo a utilizar, para lo que se debe separar el aceite y pasarlo varias veces por distintos dispositivos, como filtros deshidratadores de tipo recargable de bloques desecantes. Con ello, se logra reducir las impurezas, la acidez y la humedad. El reciclaje, tal y como se realiza mediante la mayoría de las máquinas en el mercado actualmente, reduce los contaminantes a través de la separación del aceite y la filtración. Pese a que este proceso limpia el refrigerante, no lo devuelve necesariamente a las especificaciones de pureza originales del fabricante.
Por último, el reproceso del refrigerante consiste en devolverlo a las especificaciones originales de producción, verificándolo mediante análisis químicos para eliminar completamente la humedad y las partículas de aceite, aunque este proceso requiere una mayor complejidad técnica y no puede realizarse con la mayoría de las máquinas presentes en el mercado.
Si se gestionan adecuadamente, a día de hoy podemos reciclar prácticamente el 100% del peso de los residuos de aparatos de aire acondicionado, obteniendo distintas fracciones que pueden recuperarse y volver a utilizarse en la fabricación de nuevos productos.